

“Neutralidad en la red y guerra cyberfálica”
Dra. María Eugenia Orbea – Secretaria-
En diciembre de 2017, EEUU dispuso la anulación de la neutralidad en internet. Así lo determinó la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC), originando el levantamiento en contra de esta medida, de organizaciones civiles y particulares en defensa de la no discriminación en la red.
Para entender mejor que es lo que se está debatiendo en el mundo entero debemos comenzar por intentar definir que es la “neutralidad en Internet”.-
A grandes rasgos, sin pretender adentrarse en aspectos técnicos que puedan complejizar la definición, podemos decir que consiste en propiciar un trato idéntico a la totalidad del tráfico de información circulante por la web, sin priorizar ningún contenido por sobre otro. Esto también lleva a que cualquiera que integre el ámbito digital vea salvaguardado su derecho a la libre expresión, al libre comercio, a la libre competencia. Y por otro lado, que todx internauta tenga acceso igualitario a cualquier espacio digital al que quisiera acceder.-
¿Cómo afectaría esta medida a nuestro país?
En Argentina rige la ley 27.078, conocida como “Argentina Digital”, que establece en su art. 57 el principio de neutralidad en la red, por el que: “los proveedores de Internet, no pueden bloquear, interferir, discriminar, entorpecer, degradar o restringir la utilización, envío, recepción, ofrecimiento o acceso a cualquier contenido, aplicación, servicio o protocolo salvo orden judicial o expresa solicitud del usuario”.
Precisamente por este motivo, por ejemplo, es que surgió el embate en su momento -desde múltiples sectores académicos y activistas-, a las llamadas “prácticas zero rating” o “tasa cero”, por las que las empresas de telefonía móvil (Movistar, Personal, Claro) han empezado a ofrecer la bonificación completa del uso de WhatsApp -es decir, que cuando se utiliza esta aplicación de mensajería instantánea, a pesar de no estar conectado a una red wifi, los datos que se consuman no son descontados del Plan contratado por les consumidores-. Esta es una forma de priorizar el uso de una plataforma sobre otra, ya que se estaría discriminando al resto de las aplicaciones de iguales características (Telegram,
Signal) a través del incentivo del cliente (motivado por la gratuidad) a utilizar una sobre las demás.
Este tipo de consecuencias pone en jaque la libertad de elección, de utilización de determinadas funciones y de acceso a sitios en Internet que no fueran expresamente beneficiados por el Estado. Sin embargo, el ENACOM-autoridad de control de las comunicaciones en Argentina- aún no ha tomado cartas en el asunto, por lo que más allá de lo que haya sucedido en el país del norte, lo cierto es que acá no obstante contar con una ley, la misma no se cumple.-
¿Por qué es importante la neutralidad en la red?
Porque si los proveedores de internet tuviesen la facultad para privilegiar el ancho de banda hacia ciertos sitios, o la posibilidad de cobrar tarifas adicionales a ciertas plataformas para que las mismas carguen con mayor velocidad se podría llegar a perjudicar tanto el derecho a la libertad de expresión como a la libre información de les usuaries.
Por el lado empresario, se argumenta que afecta la libertad de competencia y la innovación tecnológica.
Privilegios en combate
La realidad es que Internet nunca fue neutral: una de las luchas que desde hace años viene planteando el ciberfeminismo a nivel mundial. Ahora entra en discusión sólo porque afecta intereses monopólicos empresariales, donde la cultura machista se encuentra más arraigada, y de esta forma se concentra la discusión a partir de la visión andocéntrica: el contenido en Internet es negocio. Y al negocio, lo maneja el capitalismo. La afectación histórica de derechos de los colectivos puestos en situación de vulnerabilidad no ha motivado discusiones previamente, pero sí lo ha levantado como bandera la lucha por una internet realmente neutral desde el feminismo online. Y ello en función de haber puesto sobre la mesa desde la década del ´90, la discusión de una Internet dominada por intereses hegemónicos machistas, donde se nos invisibiliza a las mujeres, se determina nuestro grado de aceptación o no, y se limita nuestra libertad de expresión sólo a la porción que no afectase la permanencia en el control del género opresor.
Hoy la neutralidad en la red es una guerra librada entre las grandes corporaciones que operan las “telco” y las que gobiernan los contenidos, a la par de los gobiernos mundiales, todas ansiosas de apropiarse de una porción más de la gran torta económica que nadie quiere repartir.
A esta altura, se puede vislumbrar que colocarse detrás de Google, Facebook, Yahoo, Youtube, Netflix, Amazon entre otras -quienes multiplican sus acaudaladas cuentas vendiendo nuestros datos personales-, y aceptar que ellas defienden la neutralidad en internet resulta irónico y bastante inocente.
Lo que ocurre, en definitiva, es una batalla entre magnates, que despliegan “cyberfalos” y continúan detentando un poder entre pocos, muy lejos de nuestro reclamo que se considera “minoritario” y sin demasiada entidad.
Las luchas no son ajenas al género en ningún ámbito y esta no es la excepción. Internet es un producto cultural. Y todo lo relacionado con la sociedad, sus instituciones y el pensamiento han sido creados por los hombres y presentada como una verdad universal y objetiva. Pero esa es sólo una visión: la del género opresor–que no tiene en cuenta el resto de las subjetividades-, y que se caracteriza con poder supremo por sus condiciones de cis, blanco, heterosexual, capacitado.
De ello se deriva que, si el “conocimiento” o la “información” no es neutral, nada de lo que se derive de él es verdaderamente neutral sino un punto de vista sesgado. El conocimiento androcéntrico invisibiliza a la mujer, sus historias, sus aportes, su valor.
La neutralidad que hoy se debate, ha sido presentada como un principio que beneficia a la sociedad digital en su totalidad, sin distinción entre hombres y mujeres u otras subjetividades ajenas a la heteronormatividad, pero no es tal. El género es transversal a todo debate y hasta tanto no sea tenido en cuenta en las mesas de discusión, la neutralidad no existirá, pues no existirá una real democratización de la tecnología.
La verdadera neutralidad. Una lucha feminista de antaño
En el activismo feminista, lo “personal es político”. El finiquito de esta aparente neutralidad perjudica en mayor medida a las mujeres –una vez más- al poner en marcha dos tipos de servicios de pago a la hora de conectarse a Internet dependiendo de la velocidad; ello acentúa la brecha digital ya existente. El dinero resulta entonces el motivo para priorizar datos por un lado, y la velocidad de algunos sitios en detrimento de otros, lo que se sostiene asimismo por razones obviamente políticas. Ello por ejemplo en el marco del ciberactivismo feminista, que ha despertado desde siempre la censura y el bloqueo por parte del detentor machista del poder en Internet. Para las mujeres, Internet ha sido desde sus orígenes un campo de batalla anarcocapitalista, alzando la voz por un cambio socio cultural libertario brutalmente atacadas en forma constante en el espacio digital. Por lo que desde antaño se ha declarado la guerra por una verdadera neutralidad en Internet que no pretenda acallar nuestras voces, nuestra historia y nuestra lucha.-
Muestras sobran. Facebook, por ejemplo, ha dado de baja páginas feministas por “contenido inapropiado”. En 2013 la fanpage mexicana “No quiero tu piropo, quiero tu respeto”, fue suspendida después de varias censuras de contenido relacionadas con ilustraciones sobre la masturbación femenina y la menstruación. Que dichos contenidos resultaran ofensivos y contrarios a las políticas de la empresa, se contrapone con la proliferación en su ámbito de pornografía explícita, material íntimo difundido sin consentimiento de la mujer víctima y hasta violaciones transmitidas en vivo. Esto no es sorpresivo: resulta agresivo un pezón cuando no se muestra para el placer del macho sino como mensaje transgresor y reivindicativo de la lucha feminista.-
Lo mismo ha acontecido con otras páginas de compañeras asediadas por el poder digital patriarcal como Feministas Ácidas, Locas del Coño, Bollo Sapiens, Femen España, Plataforma Anti Patriarcado.-
Esta realidad se reproduce por miles en otras redes como Twitter o Youtube, que han bloqueado contenido de la comunidad LGTBIQ, donde sólo se debatían cuestiones terminológicas o se narraban experiencias sobre su salida del clóset.-
Es decir que para el colectivo femenino la “neutralidad de la red”, aun estando vigente, nunca representó más que una fachada cosmética que escondía detrás severas penalizaciones al empoderamiento de la mujer, a través de la censura de sus palabras y sus expresiones artísticas.-
En este sentido se orientan Los Principios por una Internet Feminista, que denotan la importancia política de la ocupación de espacios digitales, para que el principio de no discriminación no sea una mera cáscara vacía.-
Desde siempre Internet ha sido relacionada con valores que desde la Revolución Industrial han estado asociados al poder, al control y la dominación; valores no considerados “femeninos” según esa dicotomía excluyente histórica basada en estereotipos que jerarquizan la figura del varón hegemónico con el poder y la fuerza que se le atribuyen. La lucha ciberfeminista apunta a traspasar la censura impuesta por quienes no quieren perder sus privilegios para tomar Internet como herramienta de empoderamiento personal, de plena libertad de la subjetividad propia y la de toda otra identidad con una conciencia tecnológica inclusiva: esto es una “internet democrática”, desjerarquizada, posibilitadora de distintas voces y saberes. Una verdadera neutralidad de la red. Y para alcanzar esto es imprescindible poner en discusión la gobernanza digital con mirada de género entre los Estados, las empresas, la sociedad civil y las organizaciones civiles. En una palabra, la participación de todos los colectivos. Esta es nuestra lucha.-
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